Ciudadanía Digital



El pasado 31 de mayo se celebró en Pamplona el Encuentro Cider sobre Ciudadanía y Derechos Humanos. Tuvo lugar en Civican de la mano de IPES.
Contó con la presencia de Ismael Peña, Manuel Acevedo y Dolors Reig y sus ponencias versaron alrededor del empoderamiento ciudadano desde diferentes perspectivas: sociales, políticas, educativas… permitiendo extraer algunas conclusiones globales sobre la importancia (o no) de la Red en los procesos de participación ciudadana.
Aquí, las ponencias sobre las que se puede seguir ahondando:

Y en todas con diferentes expresiones, pero con puntos en común muy claros:

  • la apertura a Internet es una oportunidad para escuchar para todos los entes sociales.
  • la Red es un altavoz de lo que sucede en la calle… es un cambio de dimensión y cobertura, pero el hecho es real, físico y la importancia de las acciones en la Internet es su repercusión offline.
  • las TIC facilitan el almacenamiento, ordenación y transmisión del conocimiento. Éste ha de estar dispuesto a favor de la ciudadanía y debe difundirse a través de modelos y lenguajes “entendibles” por todas las personas de la sociedad, usuarios y no usuarios.
  • la brecha digital es un hecho que no podemos obviar en sus diferentes vertientes: conocimientos, accesos, economía… Los números hablan de población conectada, pero la participación social va a más allá de los conectados, lo que recobra con más fuerza la necesidad de unión off-on.
  • el desarrollo de la identidad digital es un espacio aún por descubrir para muchos de los agentes que conforman las decisiones políticas, dejando un espacio vacío en el que ni se escucha, ni se comunica, lo que facilita la introducción de barreras a la participación.

Un concepto del que se habló en repetidas ocasiones fue el de la rendición de cuentas (accountability), y esto tiene que ver no solo con la clase política, aunque probablemente sí deba comenzar en ella. Sin embargo, la rendición de cuentas no debería depender de lo que hemos decidido mediante sufragio, que evidentemente lo es, pero no solo de ello. Quizá debamos pensar en nuevas formas de participación ciudadana que conformen nuevos modos de solicitud de resultados basados en hechos concretos y no en promesas esperanzadoras.

Eso sí… si participamos en las decisiones ¿también podremos pedirnos cuentas a nosotros mismos? ¿Seremos capaces de responsabilizarnos del mismo modo que responsabilizamos a los profesionales del mundo político? ¿Y cómo podríamos participar en las decisiones? ¿Estaríamos dispuestos a organizarnos en comisiones ciudadanas? ¿Y seríamos escuchados por los líderes electos? ¿Asumiríamos un rol de liderazgo frente a decisiones complejas? ¿Escucharán “los que mandan” a los que les han dejado mandar? Sinceramente creo que, mientras todo lo relacionado con la Democracia 2.0 se base en un voto, en un “me gusta”, o en un “+1” la importancia de la participación no seguirá avanzando hacia cauces beneficiosos para toda la sociedad.
Y esto lleva a otro de los grandes debates que surgieron en #cider11: la educación. ¿Alguien se hace responsable de formar a ciudadanos concienciados con la necesidad de participar? Sí, las ventajas de la Red son claras, y así quedó demostrado en toda la jornada, pero el buen uso de esas oportunidades depende de la formación de los futuros ciudadanos.
Se habló, y mucho, sobre las revoluciones que hemos vivido en los últimos tiempos y que en la Internet hemos podido seguir casi segundo a segundo. Egipto, 15m… y quedó demostrado cómo la Red ha sido un altavoz vertebrador y globalizador de un sentir general. Pero el sentir ya estaba antes de la llegada de los 140 caracteres. Ya existía antes de comenzar a andar y a agruparse. El poder de las TIC parece residir, entonces, en el modelo de difusión de los mensajes, del conocimiento, llegando a cifras y espacios insospechados, pero el método, la realidad social, es algo que sucede esté o no en Internet. Sin ánimo de comparaciones y de entrar en terreno que desconozco, antes fueron los SMS, y todavía anteriormente fueron los panfletos, pero las personas estaban, los sentimientos vivían y la fuerza social se hacía necesaria.
Si hablamos de Open Goverment o Ciudadanía Digital queda patente la necesidad de cauces de traslación de conocimiento “usable”, accesible y adaptado a los ciudadanos, quienes deben encontrar un rol real de participación. Y esto concuerda con la idea de organización ciudadana que se ha visto entendida en las acampadas y donde Internet a jugado un rol fundamental para garantizar el orden. Sin duda, esto entronca con una de las frases de Dolors donde afirmaba que “la gente joven valora más el uso que la posesión”. Podemos referirnos a un coche, a una vivienda… pero también podemos trasladarlo al espacio público y hacer accesible las decisiones sociales no por ser un líder, sino por ser un ciudadano.
Si contenido y emisor son ya espacios separados, en tanto que todos podemos ser fuente (como comentaba Ismael) ¿acaso no todos podemos ser escuchados? Quizá, como en todo en la vida, la clave sea la empatía para crear espacios de interacción para todos las personas sin distinción de nivel de conexión, aunque ese espacio esté en Internet.
Bienvenidos a la responsabilidad ciudadana.